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diciembre 6, 2025

DECLARACIÓN DE BELO HORIZONTE

II SEMINARIO INTERNACIONAL SOBRE REPARACIONES: UN PROYECTO NACIONAL DIASPÓRICO, POPULAR Y PANAFRICANISTA

Nosotros, participantes del II SEMINARIO INTERNACIONAL SOBRE REPARACIONES: UN PROYECTO NACIONAL DIASPÓRICO, POPULAR Y PANAFRICANISTA, reunidos presencial y virtualmente en el marco del I ENCUENTRO DEL FORO POPULAR SOBRE REPARACIONES , celebrado del 10 al 15 de noviembre de 2025 en Belo Horizonte (Minas Gerais, Brasil), hacemos un llamado a los millones de activistas y militantes que luchan diariamente por el bienestar de la humanidad y la preservación del planeta.

En 2025, conmemoramos el 330 aniversario de la inmortalidad de Zumbi dos Palmares, el centenario de Frantz Fanon, Malcolm X y Clovis Moura, el 50 aniversario de la independencia de Angola y Mozambique, el Renacimiento de África y el legado de Thomas Isidore Noël Sankara. También en 2025, salimos a las calles a protestar contra el segundo aniversario del genocidio televisado del pueblo palestino, la reciente masacre en las comunidades de Penha y Alemão en Río de Janeiro, los crímenes contra los ecosistemas cometidos por Vale hace 10 años en Bento Rodrigues y hace 6 años en Brumadinho, y el saqueo de los recursos ecosistémicos en Ruanda, la República Democrática del Congo y Sudán.

En este año particularmente significativo, nosotres, activistas, militantes, académicos/as y profesionales de Brasil (Minas Gerais, Alagoas, Bahía, Ceará, Distrito Federal, Río de Janeiro, Rio Grande do Sul, Tocantins, São Paulo) y de Angola, Arabia Saudita, Argentina, Bolivia, Chad, Colombia, Cuba, Estados Unidos, Guinea-Bissau, Guyana, Mozambique, Nigeria, Puerto Rico, Portugal, Ruanda y Venezuela, denunciamos la escalada militar del imperio estadounidense en el Caribe, los asesinatos de campesinos y pescadores en pequeñas embarcaciones, y los intentos de violar la soberanía nacional de los países de Nuestra América: manifestaciones contemporáneas de la necropolítica imperial que, desde los inicios del colonialismo occidental, ha impuesto guerras, asedios, ocupaciones y tantas otras formas de violación. Esta violencia se expresa también en la profanación de las aguas sagradas del Gran Mar Caribe, donde la insolente maquinaria extranjera insiste en avanzar. Ante tales agresiones, reafirmamos nuestra determinación: resistir es nuestro arte; vencer, nuestra costumbre. Precisamente por estas injusticias persistentes exigimos reparaciones históricas: porque ninguna reparación racial es posible sin confrontar el imperialismo que genera nuevas formas de exterminio contra nuestros pueblos.

Este es también un llamado a activistas independientes y miembros de organizaciones de la sociedad civil, movimientos sociales, sindicales y afro-religiosos negros, indígenas y otros, de diferentes generaciones, que durante décadas hemos llevado a cabo acciones y articulaciones sociopolíticas para confrontar el racismo —ya sea en el ámbito del derecho, las políticas públicas, la educación popular, la cultura, las artes o la memoria— para la construcción colectiva de un debate político sólido sobre las reparaciones y para la movilización de la sociedad civil en la elaboración y aprobación de políticas de reparación efectivas para nuestros pueblos negros e indígenas en África y la diáspora.

Han transcurrido siglos desde que las primeras personas esclavizadas pisaron este continente, arrancadas de su África de origen. Desde la abolición formal de la esclavitud hasta nuestros días, han pasado 137 años. Sin embargo, es necesario comprender que este pasado y sus consecuencias siguen presentes en el presente y deben transformarse, y reafirmar que las sociedades, los estados, las instituciones y las familias que se han enriquecido y continúan enriqueciéndose mediante la esclavitud y el colonialismo tienen una deuda histórica con las poblaciones de origen africano e indígena.

La lucha por las reparaciones busca poner fin a este ciclo de injusticias y abrir un debate concreto sobre cómo abordar esta deuda y cómo reconocerla y saldarla por parte de quienes la contrajeron.

A quienes afirman que esta deuda es impagable o que quienes viven en el presente no tienen responsabilidad alguna por lo que sus ancestros hicieron a los pueblos negros e indígenas, les respondemos que, si bien esta deuda es incalculable en su totalidad, dado que las vidas de personas negras e indígenas fueron objeto de comercio, esclavitud y se generaron ganancias, esta comercialización debe ser reconocida, reparada y puesta en riesgo. Hoy, no pretendemos repetir esta práctica ni buscamos el beneficio derivado de ella. Más bien, esta comercialización debe ser reconocida como un crimen, una deuda histórica que debe repararse en múltiples dimensiones, especialmente porque tal inhumanidad continúa cobrándose vidas de personas negras e indígenas y generando la acumulación de riqueza para sociedades, estados, instituciones y familias. Para esta demanda, contamos con varios argumentos, entre ellos:

1. Las sociedades, los estados, las instituciones y las familias aún disfrutan de los beneficios y privilegios acumulados por la dominación blanca, el racismo y el colonialismo.

2. Las estructuras creadas por la explotación colonial siguen vigentes, ya que las desigualdades étnico-raciales y socioeconómicas actuales son resultado directo de esta violencia histórica y de las instituciones que dejó para garantizar su continuidad.

3. Quienes heredan los beneficios de la riqueza generada por la colonización también heredan las responsabilidades de su origen.

4. La transferencia de riqueza se puede medir por las desigualdades en ingresos, tierras, salud, educación y esperanza de vida entre los grupos históricamente racializados. Fortunas, infraestructuras y sistemas sociales y económicos excluyentes se construyeron sobre la base del trabajo esclavizado realizado bajo tortura por personas negras e indígenas y debido a la expropiación de sus bienes. Esta estructura aún se mantiene y funciona plenamente.

5. Existen precedentes concretos de reparaciones, como las iniciativas en Alemania, Canadá, Australia y Estados Unidos. La reparación no es una excepción: es un estándar civilizatorio ya reconocido. Ante esto, a la luz de estos precedentes y las continuas desigualdades producidas por el colonialismo, existe una necesidad urgente, así como un deber moral y político, de reconocer la deuda histórica contraída con los pueblos negros e indígenas y de reconocer y reparar esta deuda histórica por parte de quienes se beneficiaron y continúan beneficiándose de ella.

Desde la abolición de la esclavitud en Brasil (el último país donde esto ocurrió en las Américas) hasta la actualidad, han transcurrido 137 años sin una movilidad social intergeneracional significativa para la gran mayoría de la población negra e indígena. Según un estudio de la OCDE sobre desigualdades de ingresos y oportunidades (2018), que incluye a Brasil en su muestra, las personas nacidas en el momento del estudio tardarán otras nueve generaciones en alcanzar el nivel de ingresos promedio de sus sociedades.

Entonces, cabe preguntarse: ¿es justo y ético exigir que esperemos tanto más? ¿Cuántas generaciones más de familias negras e indígenas seguirán perpetuando la acumulación de riqueza para los beneficiarios de la esclavitud y el colonialismo?

La negación de nuestro contradiscurso ha impedido que las denuncias sobre la persistencia, el alcance y la profundidad del racismo resuenen en la conciencia de las naciones y encuentren un espacio estable en las agendas políticas. La falta de representación de los pueblos negros e indígenas en los diversos organismos gubernamentales brasileños ha constituido un obstáculo para nuestra toma de decisiones.

Para nosotros/as, la historia construida desde la perspectiva de la filosofía negra e indígena anticolonial es uno de los fundamentos para sostener este debate. Nuestra visión estratégica es posibilitar que la reivindicación de reparaciones se convierta en un horizonte permanente de significado afroamericano, desde una perspectiva diaspórica y panafricanista. Creemos que las condiciones históricas son favorables para las reparaciones: es una idea cuyo momento histórico ha llegado.

Con el II Seminario, nos proponemos ampliar el debate político sobre las reparaciones, iniciado en el I Seminario en 2023; contribuir a multiplicar las voces de hombres y mujeres que surgirán de diversos países de la diáspora y África; y movilizar a los movimientos sociales, las sociedades nacionales y las instituciones que perpetúan y reproducen las diversas formas de racismo, para que se comprometan firmemente con esta lucha. Sin duda, el resultado de las reparaciones beneficiará a toda la sociedad, porque es en la reflexión colectiva y la acción conjunta donde reside la fuerza para afrontar sus desafíos, especialmente en el contexto político hostil en el que vivimos, y para desarrollar las estrategias políticas necesarias para el bienestar colectivo.

OBJETIVO GENERAL

Afirmar los fundamentos políticos, jurídicos, ecológicos, económicos, culturales y espirituales de las reparaciones necesarias, con miras a la construcción de proyectos políticos nacionales, diaspóricos y panafricanistas autónomos y populares, promoviendo instituciones públicas y privadas en nuestros países, así como instituciones bilaterales y multilaterales, hacia nuevos marcos institucionales para las reparaciones.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

A la luz de los debates del II Seminario, reafirmamos y organizamos nuestros objetivos específicos en siete ejes articulados:

1. Reparaciones y una Nueva Economía Política

1.1. Proponer una nueva economía política de las reparaciones, capaz de establecer condiciones reales para la emancipación y la movilidad social, aniquiladas por el sistema actual, interrumpiendo la reproducción intergeneracional de las desigualdades. Esto requiere tanto una crítica de la economía política del capitalismo racial y patriarcal, que prevalece en el sistema mundial moderno/colonial, como propuestas anticapitalistas prácticas para forjar un nuevo mundo posible.

1.2. Presentar metodologías para calcular la deuda racial en países que se enriquecieron y estructuraron sobre la base de la esclavitud y el colonialismo, incluyendo Brasil y otros países de América, así como las potencias coloniales europeas.

1.3. Crear el Fondo Internacional de Reparaciones, con recursos provenientes de países deudores —Portugal, España, Inglaterra, Francia, Dinamarca, Suecia, Noruega, los Países Bajos y Brasil, entre otros— destinados a países acreedores en África y la llamada Sexta Región Africana (la Diáspora).

1.4. Contextualizar las reparaciones en la lucha contra las imposiciones del Consenso de Washington y la agenda neoliberal sobre los países latinoamericanos y africanos, declarando: ¡No al neoliberalismo sobre nuestros pueblos!

1.5. Exigir la cancelación de la deuda externa de los países esclavizados y colonizados como principio de una nueva relación entre naciones verdaderamente libres e igualitarias.

2. Justicia Legal y la Lucha contra el Genocidio Negro

2.1. Presentar directrices para la justicia legal que permitan enjuiciar a los perpetradores de masacres en favelas y periferias, y exigir responsabilidades a los agentes y las estructuras responsables del genocidio de la juventud negra, incluyendo la brutalidad policial y el encarcelamiento masivo.

2.2. Abogar por la desmilitarización de la policía y la transformación radical de los sistemas de seguridad, justicia y fiscalía, garantizando el estado de derecho con justicia racial.

2.3. Definir estrategias para fortalecer el voto negro y su representación política, comprometidas con la lucha antirracista y anticapitalista, y que afronten tanto la subrepresentación como la violencia contra sus representantes, como ocurrió en el asesinato de Marielle Franco.

3. Justicia Restaurativa y Transformadora

3.1. Investigar y consolidar estudios que demuestren la verdad sobre el pasado, incluyendo la trata de esclavizades, el sistema esclavista, el período posterior a la abolición y sus continuidades.

3.2. Mitigar los traumas físicos y psicológicos de las personas y comunidades negras e indígenas mediante la memoria, la verdad, la reparación simbólica y la reconciliación comunitaria.

3.3. Reconstruir las comunidades destruidas o fragmentadas por la esclavitud, el racismo y el colonialismo, a partir de procesos de memoria colectiva, espiritualidad ancestral y justicia comunitaria.

3.4. Reconstruir y fortalecer la resignificación simbólica que valora las identidades y culturas africanas e indígenas, afirmándolas como pilares constitutivos de la sociedad brasileña y como fuentes legítimas de conocimiento, dignidad y poder.

4. Justicia social, territorial y política

4.1. Definir metas y plazos para superar el racismo institucional y sistémico, y otras formas de su manifestación, en áreas clave como la salud, la educación, el trabajo, el ocio, la cultura, la vivienda, el transporte, la seguridad pública y la economía.

4.2. Poner fin a las injusticias económicas, políticas y sociales, así como al fascismo, que violan sistemáticamente los derechos de las poblaciones negras, indígenas y marginadas.

4.3. Fortalecer las políticas universalistas con programas de justicia redistributiva y acción afirmativa que consideren aspectos étnico-raciales, de género, de clase, de edad, territoriales y regionales.

4.4. Promover la vida sostenible de los territorios históricamente excluidos, con especial atención a los quilombos, pueblos, favelas y periferias urbanas y rurales.

4.5. Reconocer el encarcelamiento masivo como una política racializada.

4.6. Para alentar a los países a adoptar políticas de descarcelación con enfoque racial —revisando las detenciones preventivas, las sentencias alternativas y los esfuerzos conjuntos— y para garantizar un apoyo integral a los exreclusos y sus familias, con programas de ingresos, vivienda, trabajo, cuidado infantil, salud mental y participación social en el control de la violencia en las cárceles.

5. Justicia Fiscal

5.1. Implementar reformas tributarias que hagan justicia a las poblaciones negras e indígenas, reconociendo la deuda histórica y la violencia fiscal ejercida contra estos grupos.

5.2. Promover, en materia de impuestos al consumo, la reducción de impuestos a la población negra, especialmente a las mujeres negras, quienes soportan de manera desproporcionada la carga de los impuestos indirectos.

5.3. Afirmar, en materia de impuestos directos, que la progresividad es necesaria pero no suficiente, dado que el Estado históricamente ha negado a la población negra los bienes y servicios públicos necesarios para su emancipación y, más grave aún, la persigue sistemáticamente.

5.4. Eliminar la tributación sobre la renta y el patrimonio de la población negra en la misma proporción que la del grupo dominante, puesto que este último siempre ha recibido la mayor parte de los beneficios estatales.

6. Justicia Ecológica y Territorios

6.1. Comprender el proceso histórico que vincula la trata de esclavizades, el desplazamiento de la Madre África y todas las luchas en las Américas por la justicia, la libertad, la tierra, el sustento y la paz.

6.2. Denunciar y confrontar los crímenes ecosistémicos de la minería, la agroindustria y las llamadas energías renovables, que son depredadoras, expulsan a las poblaciones negras, indígenas y pobres a favelas y periferias, y que a menudo son desplazadas nuevamente por políticas de saneamiento ambiental y especulación inmobiliaria.

6.3. Confrontar las enfermedades y muertes resultantes de inundaciones, deslizamientos de tierra y desastres ambientales como una expresión de racismo ecosistémico y segregación espacial.

6.4. Afirmar que, desplazados y empujados a distopías sociales, ¡no aceptaremos más este destino impuesto!

7. Dimensión Internacional, Panafricanismo y Antena Negra Global

7.1. Instar a las potencias esclavistas, como Portugal, España, Inglaterra, Francia y otros países colonizadores europeos, a adoptar políticas de reparación histórica, en diálogo con África y la diáspora.

7.2. Exhortar a toda la población de los países africanos y la diáspora a luchar por una reorganización del sistema económico —financiero, comercial y productivo— que se oponga al régimen capitalista neoliberal que prevalece en el mundo actual, y a defender la creación de nuevas instituciones internacionales que reemplacen las estructuras de dominación vigentes.

Entre las referencias provenientes del mundo afrodescendiente, destacamos la propuesta de Thomas Sankara, conocida como el Plan Sankara. La economía capitalista global y las principales instituciones del capital global y los estados imperiales (como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio) son perpetradoras de desigualdades e injusticias en el orden mundial de poder y distribución de la riqueza. Ante esto, es necesario reafirmar, en el ámbito de la disputa política, el desafío a las estructuras económicas actuales, que requieren una corrección urgente.

7.3. Instar a las potencias esclavistas, como Portugal, España, Inglaterra, Francia y otros países colonizadores europeos, a romper con el largo ciclo de explotación que, en el pasado, implicó el secuestro, la trata, la tortura y el asesinato de personas esclavizadas, además del saqueo de territorios.

En la actualidad, estos estados continúan expropiando y explotando tierras raras, minerales, plantas, agua y recursos forestales, mediante, entre otros medios, contratos comerciales profundamente desequilibrados a favor de los países centrales.

7.4. Exhortar a los países africanos a adoptar la demanda de políticas de reparación como una forma de justicia para sus pueblos y sus diásporas en América, Europa y otras regiones del mundo.

7.5. Reconocer que la diáspora de la población negra constituye una presencia globalizada y creativa que ha contribuido a la construcción de los cimientos materiales y culturales tanto de América como de Europa.

7.6. Valorar la idea de una Antena Negra Global —una especie de «chip ancestral» que nos conecta más allá de fronteras, idiomas y religiones— como base para construir:

  • Mayores vínculos entre los países de la diáspora y el continente africano;
  • El fortalecimiento de las voces negras en los debates globales;
  • La reducción de las desigualdades mediante acciones políticas y económicas concretas.
  • Ampliar la representación de personas negras en los espacios de toma de decisiones políticas y económicas;
  • Valorar y difundir la cultura negra como un elemento central de la identidad global.

COMPROMISOS DE LOS PAÍSES PARTICIPANTES

Ante los desafíos que plantea la construcción de este proceso colectivo, nos comprometemos a:

1. Establecer diálogos permanentes entre los diferentes colectivos, organizaciones e instituciones que llevan a cabo debates y acciones sobre reparaciones en nuestros países y territorios.

2. Establecer el Comité Internacional Pro-Reparaciones —integrado por los comités nacionales establecidos en todos los países participantes en el II Seminario Internacional Pro-Reparaciones— como espacio de articulación, seguimiento e incidencia política.

3. Celebrar, en 2027, el III Seminario Internacional Pro-Reparaciones: Un Proyecto Nacional Diaspórico, Popular y Panafricanista, con el objetivo de profundizar y ampliar el debate sobre las reparaciones en todos los continentes, especialmente en los países de África, América Latina y América del Norte.

4. Entablar un diálogo con activistas, parlamentarios, miembros del Poder Judicial y del Poder Ejecutivo, así como con organizaciones internacionales, en todos los países marcados por la esclavitud y el colonialismo, con especial atención a aquellas que han construido experiencias concretas de reparación con y para las poblaciones negras e indígenas.

5. Colaborar con organizaciones de la sociedad civil —movimientos sociales, redes comunitarias, redes religiosas afrodescendientes, grupos artísticos y culturales, grupos intelectuales críticos, etc.— para organizar una serie de Foros Populares para las Reparaciones Históricas , comenzando con la Cumbre CELAC-África, que se celebrará en Cali, Colombia, en marzo de 2026, donde tendrá lugar el primer foro de este tipo.

6. Crear un Tribunal Popular Internacional para las Reparaciones , dedicado a monitorear, denunciar y documentar las violaciones de la soberanía, las amenazas, las agresiones, las invasiones y las prácticas de intimidación contra los pueblos soberanos y autodeterminados, así como a elaborar informes y recomendaciones sobre los crímenes y la violencia del colonialismo histórico y contemporáneo.

Este Tribunal debe constituir una instancia ética y política de juicio simbólico sobre la violencia colonial e imperial, contribuyendo al avance de las reparaciones a nivel internacional.

7. Adoptar la solidaridad como principio reparador, fortaleciendo las alianzas con los pueblos del mundo que actualmente se ven amenazados por agresiones genocidas, guerras de exterminio, ocupaciones y formas de violencia impuestas por el imperialismo moderno, reafirmando el compromiso con la libre determinación, la dignidad y la supervivencia de todas las poblaciones sometidas a estas violaciones.

¡Saludos de la diáspora africana!

En nombre de las delegaciones y países participantes en el II SEMINARIO INTERNACIONAL SOBRE REPARACIONES: UN PROYECTO DE UNA NACIÓN, DIÁSPORA Y PANAFRICANISTA, afirmamos nuestra voluntad de seguir tejiendo, a escala global, el camino de las reparaciones, la justicia y el bienestar.

Belo Horizonte, 14 de noviembre de 2025

Comité de Informes: Diva Moreira, Eliane Barbosa da Conceição, Maria da Consolação Rocha, Cleonice Amorim, Luci de Nanã, Agustin Lao-Montes, Lilia Ana Marquez Ugueto, Hélio Santos, Bruno dos Santos

Revisión: Neli Edite dos Santos


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