Un vendaval de críticas fue lo que sufrió el gobierno colombiano el pasado 25 de mayo en el parlamento canadiense, al debatirse la ratificación del Tratado de Libre Comercio, obligando al partido Conservador -en el poder- a retirar el proyecto de la agenda legislativa. Todos los escándalos que rodean al gobierno de Uribe Vélez salieron a relucir en el debate.
Serge Cardin, parlamentario del Bloque Quebequense, resaltó que “destacados críticos del gobierno estuvieron bajo vigilancia electrónica, incluso jueces que han condenado a paramilitares y narcotraficantes con posibles vínculos con el gobierno. Además del pisoteo a los derechos humanos, el gobierno de Uribe hace caso omiso a los derechos democráticos también”.
Por su parte, el parlamentario liberal Scott Brison, manifestó estar “preocupado por la sugerencia de que el presidente Uribe puede solicitar una enmienda constitucional sin precedentes para garantizar un tercer mandato consecutivo”, y agregó que “exigirá respuestas al gobierno colombiano, antes de estar dispuestos a apoyar el TLC” refiriéndose al tema de derechos humanos.
Incluso los hijos del primer mandatario colombiano fueron tema de debate; el parlamentario del Nuevo Partido Demócrata, Peter Julian, señaló “las últimas revelaciones por el escándalo de tráfico de influencias de los dos hijos del presidente, Tomás y Jerónimo”. Para Julian “no existe ni una sola respetable organización de derechos humanos que apoye la línea del gobierno”.
Pero lo más significativo fueron los cuestionamientos provenientes del partido liberal, quienes habían manifestado su apoyo a la aprobación del tratado. La parlamentaria de ese partido, Maria Minna, se refirió específicamente al caso de los desplazados en Colombia: “Esto está ocurriendo en las zonas que son ricas en cultivos, ricas en minerales y ricas en petróleo y gas. ¿Qué significa eso? que las compañías canadienses están explorando en estos terrenos, donde las personas han sido obligadas a abandonar sus tierras y, a veces, han sido asesinadas”. La parlamentaria también abordó el tema de los “falsos positivos” y manifestó: “el Presidente Uribe inicialmente había apoyado a los militares diciendo que nada de esto era cierto. Uribe ha negado que la situación existía, y solo actuó cuando fue presionado por Estados Unidos”.
Ante la avalancha de acusaciones, la defensa de los parlamentarios conservadores fue peor que la crítica. Demostrando un absoluto desconocimiento del país, el parlamentario Ron Cannan dijo que cuando estuvo en Colombio vio grandes avances, especialmente en Bogotá: “Es una ciudad muy progresista con una universidad. Tienen la esperanza de aprender de países como Canadá”.
“Colombia es la peor catástrofe en el hemisferio
en términos de derechos humanos”
Ésta fue la conclusión de Serge Cardin, parlamentario del Bloque Quebequense y, por ello, pidió a todos los parlamentarios “votar en contra y rechazar el TLC entre Canadá y Colombia. Creo que esta es una cuestión de dignidad humana”.
Ante tal situación y no contar con las mayorías necesarias para aprobar el proyecto, el partido Liberal -a través de Maria Minna- le pidió al gobierno “retirar el proyecto de ley y, al menos, tomar en cuenta las recomendaciones formuladas por la comisión permanente para hacer una evaluación de los derechos humanos”. Recomendación aceptada por los conservadores, quienes no presentaron el proyecto en la agenda legislativa del 26, 27 y 28 de mayo, donde en cambio se leyeron varias constancias y peticiones de rechazo al TLC. “El Primer Ministro Harper definió que su supervivencia es más valiosa que el TLC”, declararon organizaciones canadienses.
Movimientos sociales canadienses y colombianos han trabajado conjuntamente para presionar al parlamento a rechazar este acuerdo. Estos son: el Consejo Laboral Canadiense, La Chiva, Mingas, SOS Colombia, el Consejo Canadiense para la Cooperación Internacional – Grupo de Política sobre las Américas, el Consejo de Canadienses, Fronteras Comunes de Canadá, y por Colombia RECALCA, que agrupa a los opositores al TLC.
Peter Julian hizo un llamado a los canadienses para mantener la presión sobre el TLC y seguir enviando “los miles de correos electrónicos y cartas dirigidos a los liberales, porque ellos se equivocan sobre este proyecto de ley. A través de la presión pública, pueden ser obligados a hacer lo correcto, que es votar para que se hunda”.
* Recalca congrega a 50 de las organizaciones sociales y sindicales más importantes del país, para coordinar las estrategias de educación, divulgación y movilización frente a los Tratados de Libre Comercio que impulsa el gobierno nacional.