Se murió Mercedes Sossa, nos regaló tantas cosas sin necesidad de pedírselas, a cambio le seguiremos dando nuestro cariño, que parece poco ante esa avalancha de amor, esperanza, rabia y ternura.
(9 de julio de 1935… LA ETERNIDAD).
“Quien dijo que todo está perdido. Yo vengo a ofrece mi corazón, tanta sangre que se llevó el río, vengo a ofrecer mi corazón. No será tan fácil…” (M.Sossa, Fito Páez)
Mercedes Sossa se ha ganado un lugar en la eternidad, ese territorio que está ubicado en el corazón de los pueblos, de los niños y mujeres, de los hombres, de todos los que aman la justicia y tienen la igualdad como bandera.
La negra de Argentina y de América, recia y llena de esperanza, india, mestiza, telúrica y terrenal, encarna todo lo bueno y maravilloso de esta patria grande. De ella no hablaremos en pasado, está presente y es futuro encarnado en el rayo y la centella, los amaneceres, la noche su luna y sus luceros, en la selva y el mar, el río y el camino, las piedras, los desiertos, el cobre, el carbón, el salitre, el oro, la mina y el metal: Los obscuros socavones son iluminados por su presencia y su amor sin fatiga, ni descanso. Los pobres de la tierra, los amantes, los estudiantes que tanto le gustan, los campesinos y desheredados, el negro y su negritos que duermen protegidos de ese diablo grande que los acecha; los obreros y maestros, los presos que los tiranos con cuartel y charreteras y los de civil, que tanto abundan en estos tiempos, los tienen sometidos en las prisiones; los poetas, y los músicos: Alfonsina vestida de mar en busca de poemas nuevos, con caracolas, corales y caballitos de colores. Los mineros de Bolivia, los indios esclavos del amo del salitre: “Dueños antiguos de las flechas, gente buena, gente pobre”. Todos somos sus hermanos, los llaneros y pamperos sus amigos y sus hijos, y las calles colmadas de tristeza y de rabia: “A esta hora exactamente, hay un niño en la calle”, no le es ajena. Gracias Mercedes: HAS HECHO LO SUFICIENTE .GRACIAS A LA VIDA, A TU VIDA, QUE NOS HA DADO TANTO.