Desde épocas inmemorables los hombres y mujeres que habitamos en los campos se nos han sometido al engaño, la utilización, la marginación, la explotación, y a la expropiación de la tierra mediante el despojo, el arrinconamiento y desplazamiento,
Ante esta situación histórica la resistencia campesina, negra e indígena es una constante y se acrecienta hoy más que nunca en la lucha por no perder la identidad, la cultura, la autonomía y el arraigo a nuestra forma de vivir.
Esta resistencia la libramos desde comienzos del siglo XX cuando en 1905 se realizaron grandes marchas contra el sistema feudal de la matricula que aun sometía a los descendientes de los antiguos esclavos, en 1916 se declaró el año de lucha contra los latifundistas y ellos para defenderse crearon un grupo de defensa llamado “los fieles”.
En 1928 ya existían organizaciones campesinas, se formo el partido agrario nacional, se fortalecieron las ligas campesinas, se conformaron sindicatos agrarios como el de las bananeras de Santa Marta.
En esta época se presentaron masacres como las de Inzá Cauca en 1916, del Caguan Huila en 1922, de las bananeras en Santa marta en 1928, Llanogrande Tolima 1931.
Las luchas campesinas entre 1933 y 1936 logran la ley 200 de 1936, que establecía la reforma agraria y tenia como finalidad la entrega de tierras a todos aquellos que cultivaban la tierra, siendo esta capitalizada por el partido liberal en aras de sus intereses y de los empresarios sin que fuera aplicada esta ley lo que trajo la creación de la confederación campesina indígena que fue perseguida por los conservadores y acentuada su persecución con el asesinato de de Jorge Eliécer Gaitán en 1949 que desató una guerra partidista causando mas de 2.000.000 de desplazados y mas de 200 mil asesinatos; solo con la fuerza y organización campesina en Viotá, Sumapáz, sur del Tolima, Magdalena medio y el norte del Valle resistieron en sus tierras.
Para 1960 la organización y presión campesina logra el decreto de ley 135 de 1961 o ley de reforma agraria que también pretendía frenar en el país que no se repitiera la experiencia de la revolución cubana; mediante esta ley se crea el INCORA, con el objetivo de la distribución de la tierra, que por la complejidad de la ley no cumplió su real objetivo, en el gobierno de Carlos Lleras Restrepo se facilita mediante decretos la entrega de tierras y crea la asociación nacional de usuarios campesinos ANUC, que llego a ser la principal organización campesina del país quien no contenta con la maquillada reforma agraria impulsó la toma de tierras, siendo perseguida y dividida con el pacto de Chicoral en enero de 1972 que impulsó nuevamente la aparcería, y el mercado de tierras amparados en el estatuto de seguridad cuyo propósito era aniquilar todo tipo de movimiento organizado.
En los gobiernos de Virgilio Barco se inicia la etapa de globalización económica, hace su presencia el narcotráfico que expande su poder latifundista.
En 1992 se inicia la apertura económica impulsada por Cesar Gaviria, se acrecienta la crisis cafetera, lo cual genera grandes movilizaciones campesinas y se dicta la ley 160 de 1994, estimulando la colonización de nuevas tierras y privilegiando la titulación de baldíos procurando no afectar las tierras fértiles en manos del latifundio improductivo.
Un logro de la lucha campesina negra e indígena es el artículo 63 de la constitución política de Colombia que declara inembargable, inalienables e imprescriptibles los terrenos de las comunidades indígenas y afrodescendientes.
En 1998 la crisis para los campesinos aumenta, baja la producción nacional de alimentos, se incrementa la importación de ellos, se toman a sangre y fuego los militares y paramilitares el sur de Bolívar, Catatumbo, Antioquia, Tolima, Nariño y todo el territorio nacional, ocasionando mas de 4 millones de desplazados se acentúa la persecución a las organizaciones campesinas, indígenas y negras, mediante las masacres, asesinatos selectivos, desaparición forzada, judicialización y encarcelamiento, esto se presenta justo donde se adelantan megaproyectos e inversiones del capital trasnacional, se profundizan políticas redefiniendo la función de los territorios en lo agroalimentario( produciendo alimentos para los carros no para la gente), minero, energético, biodiversidad y plataforma de servicios; lo que implica que se proyecte un campo sin campesinos solo con trabajadores sin contratos laborales, estableciendo una nueva ruralidad.
Hoy pese a toda esta escalada de terror de leyes de destierro, de políticas capitalistas, los campesinos, negros e indígenas nos negamos a salir, continuamos luchando, resistiendo, creando nuestros planes de vida, defendiendo y recuperando nuestros territorios, nuestra madre tierra, continuamos produciendo alimentos defendiendo la economía campesina, nuestra soberanía, autonomía, cultura e identidad.
Continuamos resistiendo y defendiendo la vida.
Coordinador Nacional Agrario de Colombia CNA
Julio 10 de 2009