Por. Ruben Darío Hernández Cassiani
Travesía esclavizante, de ingrata recordación, montado en la trompa de un pájaro elefante que, vuela sin cesar, haciendo el tiempo extenuante.
El pájaro elefante, a paso rápido surca nubes y cielos, océanos y mares, atleta mamífero que como humano, alberga muchedumbres que sueñan con el destino.
Acomodos van, acomodos vienen, dormir en el lecho erguido, contrario a lo vivido,no lo hace tranquilo, el látigo del tiempo corta la sensación de viaje divino.
Escenas imaginarias, escenas reales, publico mundial multicolor, diversos olores, muchos sabores, pasan e impregnan al lugar preferido que el globo terráqueo, suele mostrar, insigne geógrafo del territorio universal y la desigual aldea global.
Afloran destellos de diversión, escuchas canciones y juegos de recreación que, alimentan la mente e inchan el corazón, silueta de liberación.
Las neuronas desempolvan los tiempos de la colonia y la animalizada esclavización, recordando los sufrimientos de ancestros,metidos en el socavón.
Sin ninguna compasión, martirizados por el inclemente verdugo real y los golpes de las olas que sacuden la embarcación, amarrados de pie a cabeza, atada la imaginación, impuesta con la razón del mercantilismo colonizador.
Los sonidos ensordecedores del pájaro elefante volador, bajan y suben del cielo a la tierra, clamando misericordia por las almas destrozadas por crimen de lesa humanidad ,lacerante de la convivencia en la sociedad, reclamando reparación, justicia y equidad con los descendientes de la africanidad.





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