En el colombiano de hoy aparece la columna de Javier Darío Restrepo, despidiéndose después de 17 años, y  dándose por notificado de que El Colombiano por motivos de «reorganización de nuestras páginas de opinión», lo botaba a la calle.
Eso me recuerda la carta que hace muchos años recibió Alberto Vasco, del periódico El Mundo donde lo echaban de su «columna de 2ª”  .  Busqué en El Colombiano del jueves 7 de mayo y encontré la razón: la columna de Javier Darío de ese día se titulaba «La libertad de discrepar», en la que, entre otras frases parecidas, sostenía”

“: si no es ético denunciar la peligrosa concentración de poderes en una persona, o la campaña política y de descalificación intencionada de la Corte, o el apoyo a la parte más corrupta del Congreso para preservar unos votos, si afirmar esto no es ético, ¿qué es lo ético? ¿Afirmar contra toda evidencia que no pasa nada, que los 81 congresistas investigados o  procesados penalmente por parapolítica son solo escándalo de la oposición que también podría ser procesada por farcpolítica? ¿Lo ético sería silenciar los falsos positivos, la corrupción en el DAS, la corrupción electoral, los negocios en la familia presidencial? Esa información, admito, sería antiética si fueran simples rumores, afirmaciones sin sustento, maledicencia política. Pero son hechos que uno no podría negar aunque quisiera. Negarlos implicaría complicidad y sobre todo irresponsabilidad profesional del periodista…..»

Creo que podemos sacar un rato y escribir una carta a la directora del Colombiano, protestando, o vamos a dejar que se cumpla la profecía de Bertolt Brecht:

Hola,

En el colombiano de hoy aparece la columna de Javier Darío Restrepo, despidiéndose después de 17 años, y  dándose por notificado de que El Colombiano por motivos de «reorganización de nuestras páginas de opinión», lo botaba a la calle.  Eso me recuerda la carta que hace muchos años recibió Alberto Vasco, del periódico El Mundo donde lo echaban de su «columna de 2ª”  .  Busqué en El Colombiano del jueves 7 de mayo y encontré la razón: la columna de Javier Darío de ese día se titulaba «La libertad de discrepar», en la que, entre otras frases parecidas, sostenía”

“: si no es ético denunciar la peligrosa concentración de poderes en una persona, o la campaña política y de descalificación intencionada de la Corte, o el apoyo a la parte más corrupta del Congreso para preservar unos votos, si afirmar esto no es ético, ¿qué es lo ético? ¿Afirmar contra toda evidencia que no pasa nada, que los 81 congresistas investigados o  procesados penalmente por parapolítica son solo escándalo de la oposición que también podría ser procesada por farcpolítica? ¿Lo ético sería silenciar los falsos positivos, la corrupción en el DAS, la corrupción electoral, los negocios en la familia presidencial? Esa información, admito, sería antiética si fueran simples rumores, afirmaciones sin sustento, maledicencia política. Pero son hechos que uno no podría negar aunque quisiera. Negarlos implicaría complicidad y sobre todo irresponsabilidad profesional del periodista…..»

Creo que podemos sacar un rato y escribir una carta a la directora del Colombiano, protestando, o vamos a dejar que se cumpla la profecía de Bertolt Brecht:

Un abrazo,

Luz María Restrepo

Un abrazo,

Luz María Restrepo