La ayuda de Estados Unidos a Colombia abarca diversos campos y, a veces, termina llegando a manos poco recomendables. Como lo denunció el Washington Post hace tres semanas, parte de esta plata se fue a funcionarios del DAS que estuvieron involucrados en las chuzadas. En otra ocasión, dinero del USAID financióuna cooperativa de palma de aceite que pertenecía al narcotraficante y jefe paramilitar «Macaco». Ahora el portal Wikileaks publicó un cable que cuenta cómo la financiación gringa terminó apoyando a congresistas afrocolombianos que hoy están tras las rejas, incluido el poderoso ex senador Juan Carlos Martínez.

Lo que dicen los cables


“El Gobierno de Estados Unidos apoya el desarrollo de una bancada afrocolombiana a través de financiación de USAID”, dice el cable. Frente a esta dramática radiografía, Brownfield anuncia en el cable tres planes de la Embajada: promocionar programas escolares para que bachilleres y universitarios puedan aprender inglés, apoyar a organizaciones civiles afrocolombianas y la última -que terminaría causando polémica-, apoyar a los miembros de la bancada afro en el Congreso.

En un segundo cable, ya se pone en evidencia que este último punto terminó convirtiéndose en una pesadilla en 2009. En junio de ese año, Browfield escribe a la Cancillería de Estados Unidos un texto llamado «A la bancada colombiana le fue difícil dejar su marca». 

“Aunque USAID todavía financia la bancada afrocolombiana a través del NDI (Instituto Democrático Nacional) y el IRI (Instituto Internacional Republicano), su apoyo a la bancada ha pasado a ser de bajo perfil desde que arrancaron las investigaciones”, dice el entonces embajador gringo.

En realidad, la mayoría de los congresistas que financiaron, terminaron investigados o condenados por la justicia colombiana. 

La bancada afro de ese período contaba con diez congresistas.  Uno de los más conocidos era el senador Juan Carlos Martínez, a quien la sala penal de la Corte Suprema de Justicia condenó en junio pasado por parapolítica. Los magistrados lo encontraron responsable de haber logrado su curul mediante una alianza con los paramilitares de alias “H. H.” y, además, de haberlos favorecido una vez fue elegido.

En julio también fueron condenados los ex representantes afrocolombianos Odín Sanchéz y Edgar Torres, del Partido de La U yCambio Radical. Ambos formaban parte de la bancada financiada por Estados Unidos y ambos fueron denunciados por el jefe paramilitar alias ‘el Alemán’ de recibir financiación de los paramilitares para la campaña al Congreso de 2002, o para viajes a Estados Unidos en el caso de Torres. Aunque sus condenas son recientes, en 2008 y 2009 arrancaron las investigaciones en su contra. 

En esta bancada también estaba el ex senador de Colombia Democrática Rufino Córdoba, quien está siendo investigado en la Corte Suprema por supuestamente lucrarse con los bienes de la Dirección Nacional de Estupefacientes. Y el ex representante de San Andrés Julio Gallardo también ha sido denunciado en la prensa localpor conseguir bienes del DNE y dárselos a familiares, pero no tiene una investigación abierta al respecto. 

Silfredo Morales, representante a la Cámara por el partido Afrounninca y que aparece en el cable de Wikileaks como coordinador de la bancada afro, fue condenado en mayo del año pasado por irregularidades en la celebración indebida de contratos cuando fue alcalde de María la Baja, Bolívar, en el año 2000.

Y por último está el senador Hemel Hurtado, del PIN, que aunque no tiene investigaciones en su contra, ha sido cuestionado por ser cercano al ex senador condenado Juan Carlos Martínez y construir con é su fortín político en Buenaventura. Hurtado es el único de la bancada del Congreso pasado que logró hacerse reelegir para el período 2010-2014.

Es decir que, de la bancada que financió el Gobierno de Estados Unidos, sólo tres no tienen cuestionamientos o condenas hoy en día: los ex representantes Franklin Legro y María Isabel Urrutia, del Polo Democrático y Alberto Gordon May, del Partido Liberal. 

¿Qué financiaron?

De acuerdo al cable publicado por Wikileaks, Estados Unidos entregó 50 mil dólares a los partidos políticos de María Isabel Urrutia, la Alianza Social Afrocolombiana, y el del condenado Silfredo Morales, Afrounincca.

Con el dinero de Usaid también se pagaron los salarios del jefe y secretario de la bancada afro (el ex congresista liberal César García Sánchez y Harvey Augusto Murillo), se pagaron consultores que dieron asistencia técnica a la bancada y se financiaron viajes de los congresistas. En total, la bancada recibió 475 mil dólares hasta la fecha.

“Las reuniones han comenzado a ser menos seguidas. En la última reunión con el Director de USAID y tres miembros de la bancada en mayo 27, los miembros se quejaron de la falta de apoyo y amenazaron con quejarse ante el congresista Gregory Meeks”, dice Brownfield sobre la reacción de la bancada afro cuando comenzaron a recibir menos dinero de los norteamericanos por los cuestionamientos que estaban teniendo en Colombia.

Gregory Meeks es un representante demócrata que se volvió muy importante para el Gobierno de Uribe porque, a diferencia de otros congresistas de su partido, estaba a favor de la aprobación del TLC y por ejemplo, en una oportunidad, impidió que se aprobara una resolución en la Cámara de Estados Unidos que resaltaba la importancia de la consulta previa para las comunidades negras en Colombia en todos los proyectos de desarrollo que se hacen en sus territorios. (ver historia) 

Lo que deja entender el cable, es que Meeks terminó siendo utilizado por la bancada afro como una forma de chantaje para continuar recibiendo los dólares gringos: el apoyo al TLC tenía un costo. Pero parece que el chantaje no funcionó y la bancada afro terminó perdiendo la financiación de Estados Unidos.

“Ahora sólo se apoya técnicamente a la bancada con la agenda legislativa, pero no hay financiación”, dijo a La Silla Vacía Fernando Quejada, encargado del apoyo a la bancada en el Instituto Internacional Republicano (IRI). Después de los cuestionamientos, las investigaciones y las condenas, los dólares dejaron de llegar. 

¿Valió la pena?

En un principio, lo que quería Estados Unidos mediante la financiación era fortalecer a la bancada negra para que impulsara proyectos legislativos que combatieran la discriminación racial. Pero los resultados no se vieron.

Fueron tres los proyectos que presentó la bancada entre 2007 y 2009 y ninguno prosperó. Uno de ellos pedía que los territorios colectivos afros no tuvieran que pagar impuesto predial a los municipios en los que estaban asentados, sino que fuera el Gobierno Nacional el que pagara este predial a los municipios directamente (como pasa actualmente con los resguardos indígenas). El segundo proyecto pedía que se creara una línea en el Presupuesto Nacional dirigida a los departamentos que tienen un número alto de territorios colectivos. Pero ninguna de las dos iniciativas recibió el aval del Ministerio de Hacienda y por eso se hundieron en segundo debate.

El tercer proyecto, de María Isabel Urrutia, ahora candidata a la Alcaldía de Cali, pedía penalizar la discriminación racial y era igual inicialmente al que fue presentado después por el Movimiento Político Mira, que fue aprobado hace dos semanas y ha sido criticado por su falta de especificidad. Pero, aunque al Mira le fue bien impulsando esta iniciativa, Urrutia no logró superar su tercer debate en Senado. Así que finalmente la bancada afro no logró aprobar ninguna de las iniciativas para las que recibieron financiación.

“Juan de Dios Mosquera, director del grupo Afrocolombiano Cimarrón y candidato al Congreso, nos dijo que los miembros del Congreso no representan las organizaciones comunitarias, sino que consiguieron sus curules a través de corrupción y políticas clientelistas”, dice también el cable de Brownfield.

De esta manera, al parecer el Embajador se enteró de las críticas de las que ha sido objeto durante años la bancada afrocolombiana. Como lo explicó La Silla Vacía, las dos curules en la Cámara para comunidades afrocolombianas no han ayudado a empoderar a las organizaciones tradicionales, sino que han capturado la atención de blancos y de afros respaldados por blancos que no representan a las comunidades.

Por ejemplo, hoy una de estas dos curules pertenece al representante Yahir Acuña, el investigador de Álvaro Uribe, que ha sido cuestionado por sus vínculos con la empresaria del chance Enilce ‘La Gata’ López en Magangué y ahora por su cercanía al ex senador Juan Carlos Martínez.

Otra crítica que se le hace es no tener iniciativas de bancada. Más que proponer sus propios proyectos, lo que han hecho los congresistas afros es pegarse a iniciativas de otros. Sólo cuando el proyecto del Mira para aprobar la penalización de la discriminación racial llegó a su tercer debate en la Cámara de Representantes, la bancada afro se movilizó y envió una carta dando su respaldo al proyecto. Igual pasó con la iniciativa del Gobierno para incluir un plan afro cuando se presentó el Plan Nacional de Desarrollo, o con un proyecto de ley que permitiría crear dos curules afro en el Senado, cuyo autor es el senador conservador Hernán Andrade.

Es decir la Embajada gringa no logró ni una bancada afro más fuerte, ni que sus proyectos tuvieran cabida en la agenda legislativa. Para superar la crisis en la que vive la población afrocolombiana, cuatro años después, la embajada al menos ya sabe dónde no invertir por ahora sus dólares.  

Nota de la Editora: Después de publicada esta historia, el director del NDI, Francisco José Herrera, se comunicó con La Silla Vacía y dijo que el Embajador Brownfield se había equivocado en su cable ya que si bien NDI había prestado asistencia técnica a la bancada afro y apoyado proyectos de participación política de comunidades afrocolombianas jamás les había dado plata.