«Este es un programa de cooperación, totalmente independiente de la política, entre Estados Unidos y otras naciones y hoy está  presente en 73 países. Son programas que tienen que ver con salud, construcción de escuelas, de jóvenes voluntarios (estadounidenses) que van a trabajar a otros países». Asumiendo una  actitud bobalicona, la ciudadana norteamericana Carolina Barco, que funge como embajadora de Colombia en Estados Unidos, declaró que el gobierno de Uribe Vélez, está contemplando la idea de  solicitar a los EE.UU. la presencia de estos “Cuerpos de Paz”, que ya estuvieron en  el país desde 1962 hasta la década de los 80 del siglo pasado. A reglón seguido la embajadora, comentó, sin que mediara ninguna razón, ni pregunta, ni cuestionamiento que no se trata de “espías”, sino de universitarios, de profesionales, que vienen a colaborar en labores de bilingüismo( enseñanza del idioma ingles), trabajos en protección del medio ambiente y la ecología, difusión  y enseñanza de la informática, asesoría para la gestión pública en territorios apartados, en fin, unos verdaderos apósteles del desarrollo, la filantropía y las buenas intenciones. Y lo de que el gobierno de Colombia solicitará la presencia de nuevo de los llamados Cuerpos de Paz(CP), no es más que una mala broma de la ministra, pues esto, como todo lo que viene de EE.UU., será siempre, mientras existan gobiernos lacayos: Imposiciones del Imperio.

Bueno, solo la faltó afirmar, a la ciudadana norteamericana-embajadora que, los CP. vienen a intervenir en sectores estratégicos de la vida económica, política, social y cultural de nuestro país, que vienen a apoyar la estrategia intervencionista del gobierno norteamericano en defensa de sus intereses , que son  los intereses de las multinacionales y del complejo industrial-militar y narcotraficante liderado por los EE.UU., que su labor es generar más y mayor ignorancia,  control  ideológico y político en la población de regiones neurálgicas en Colombia, donde la agresión paramilitar de este gobierno ha generado una verdadera catástrofe humanitaria y unos de los mayores genocidios de estado de que se tenga cuenta en la historia actual de la humanidad, y también, muy seguramente, se establecerán en todas las regiones donde se operaran las bases militares gringas, y de paso, filtrar información vital para los organismos de inteligencia militar  y así, salvaguardar la “seguridad nacional”  de los EE.UU.

Estas declaraciones de la embajadora Barco, coinciden con la visita a Colombia de una comisión del senado de los EE.UU encabezada por James B.  Steinberg, Subsecretario de Estado, en la Hacienda El Ubérrimo, propiedad de Uribe Vélez, en el Departamento de Córdoba,  tistemente célebre porque en sus “Puertas”, según  el informe de la investigación realizada por Iván Cepeda y otro: “En las puertas del Ubérrimo”, se cocinó la más sangrienta historia del paramilitarismo en la Costa Atlántica y en Colombia.

Steinberg es un experto en seguridad nacional y seguramente en contrainsurgencia y en la teoría de las Guerras de Baja Intensidad, pues fue  Decano y actualmente miembro sénior de la dirección de la Escuela de Asuntos Públicos Lyndon B. Johnson y de la Universidad de Texas, ambas instituciones controladas por la CIA. Becario de alto rango del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (-IISS-, Institución internacional que asesora a los gobiernos capitalistas del mundo en asuntos de seguridad nacional y autoridad líder mundial en conflictos políticos-militares) y analista sénior de la RAND CORPORATION (Corporación para la investigación y desarrollo de asuntos de seguridad nacional y la guerra al servicio del Gobierno de la EE.UU.). Se desempeñó en el Proyecto de Reforma de la Seguridad Nacional y como investigador sénior de la Brookings Institutión (Organización de política pública  que busca en fortalecimiento de la democracia norteamericana, el bienestar de sus ciudadanos y orientar las relaciones internacionales). Con este brevísimo currículo, ya sabemos los colombianos a que viene a nuestro país el subsecretario.

Las declaraciones de la Embajadora suscitaron un gran revuelo en los diversos medios de comunicación, por lo que significa, en la historia reciente de Colombia y de América latina, la presencia de los llamados Cuerpos de Paz, y de alguna manera cumplió el papel de disimular lo verdaderamente importante: la visita del subsecretario de estado de los Estados Unidos, el referenciado James B. Steimberg, en la actual coyuntura de Colombia y Latinoamérica.

“Cuerpos de Paz” o Instrumento de  las  Estrategias de Contrainsurgencia y Seguridad Nacional.

Cuando John F. Kennedy, en enero de l961, asumió la presidencia, su primera pregunta fue:” ¿Qué estamos haciendo con relación a la Guerra de Guerrillas? Y la respuesta que recibió de sus asesores fue: Muy Poco, Sr. Presidente. Este cuestionamiento y la subsiguiente respuesta marcó el inició de la más terrible estrategia de intervención militar en los países del llamado Tercer Mundo ( Indochina: Vietnam, Laos y Camboya), y en América Latina, especialmente, en el contexto del reciente triunfo de la revolución cubana.

Visto en perspectiva, después de 49 años, la afirmación de JFK, de “que las insurgencia subversiva (“guerras de liberación”) constituyen la principal forma de lucha política y militar, y cuya importancia es equivalente a la de la guerra convencional”( 1) y de que en 1962, ante los graduandos de West Point, dijese” la insurgencia subversiva es otro tipo de lucha, nueva en su intensidad y antigua en sus orígenes. En tal caso, se requiere de un tipo de estrategia, de una diferente clase de fuerza y, por tanto, de una nueva y totalmente distinta especie de entrenamiento”.(2) Estas afirmaciones resultaron ser la expresión de la más sanguinaria, perversa y terrible estrategia intervencionista norteamericana( contrainsurgencia y Seguridad Nacional), que con el pasar de la historia ha venido evolucionado hacia las teorías conocidas como Guerras de Baja Intensidad( década de los 80, en el gobierno de Ronald Reagan), Antiterrorismo y Guerra Preventiva( Bush y Obama).Siendo, esencialmente, las mismas doctrinas, que ante la derrota y el  desprestigio, que históricamente las luchas de liberación les han infringido, cambian de ropaje, son “meramente, un término nuevo para designar un concepto antiguo: contrainsurgencia”(3), donde “ganar las mentes y los  corazones del pueblo” es fundamental en el triunfo de la estrategia contrainsurgente. Pues, coherentes, con la afirmación de que los gobiernos anfitriones, receptores, de la estrategia intervencionista, deben entender de que el verdadero peligro insurgente reside en los reclamos políticos del pueblo, de que estos se generalicen y se transformen en enfrentamientos al establecimiento, en procesos de organización y de lucha. Que de la resistencia desorganizada, pasen a proyectos políticos que luchan por el poder, Y que si bien la insurgencia armada, los movimientos políticos-militares, son un peligro, hay que evitar que fortalezcan su entroncamiento con el pueblo, donde tendrían la guerra perdida, y Vietnam es una cachetada en el rostro del imperio, que éste nunca olvidará y tratará de evitar, por todos los medios, que de nuevo le sea propinada.

Evitar la organización y movilización del pueblo, es fundamental en la estrategia contrainsurgente, y para lograr este cometido, el “Manual de Guerra Contrainsurgente” ordena recurrir a acciones de guerra sucia ejecutadas por los organismos militares del estado y a financiar, entrenar, asesorar y organizar grupos paramilitares, (las convivir y  AUC en Colombia, los Escuadrones de la Muerte en Centroamérica, la Triple AAA en Argentina) el terrorismo de estado, en toda su expresión “dura”; pero también, orientan, al unísono, desarrollar  las acciones llamadas “blandas”: Los operativos Psicológicos, dirigidos a mejorar la imagen popular del gobierno y de las fuerzas de ocupación norteamericanas, y a aislar y desprestigiar las luchas populares, y  también  a los insurgentes, “Ganar las mentes y los corazones del pueblo” : aquí encaja, perfectamente, los operativos militares “desarmados” de los Cuerpos de Paz.

Como la afirma Robert Wolthuis, director de la Oficina de Ayuda Humanitaria (sic) del Pentágono,(3) la participación de agencias filantrópicas, organizaciones de ayuda o socorro, las iglesias y demás corporaciones que ejecutan las políticas “blandas” de la Guerra contrainsurgente, “forman parte de la GBI y son herramientas útiles para que la gente  no se sienta incómoda  con la presencia militar de Estados Unidos y de las fuerzas militares locales,  y promover los objetivos en materia política del gobierno estadunidense” (4)

Objetivos que tienen que ver con derrotar las luchas legítimas del pueblo colombiano, preparar las acciones de agresión a la República Bolivariana de Venezuela, ahogar los proyectos democráticos y socialistas en toda América, y entronizar el saqueo y expoliación del trabajo y las riquezas de nuestros países, y de paso descargar todo el peso de su crisis sobre los trabajadores y los pueblos de América latina.

Enero 10 de 20010.

Referencias bibliográficas:

(1,2,3,4) Michael T. Klare y Peter Kornbluh. ,Contrainsurgencia, proinsurgencia y antiterrorismo en los 80.”El Arte de la Guerra de Baja Intensidad”. Editorial Grijalbo .1990.

Ana Esther Ceceña.( Investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas en la Universidad Nacional Autónoma de México ) Los paradigmas de la militarización en América Latina. WWW.papda.com