Por:
JORGE ENRIQUE VÉLEZ G.
Senador de la República
www.jorgeenriquevelez.com
 
Históricamente, el actual alcalde de Medellín es quizá el hombre que menor liderazgo ha demostrado en el direccionamiento de la ciudad, desde que se nos dio la oportunidad de elegir popularmente a nuestros alcaldes y gobernadores.
 
Creo que las falencias en la administración de la capital paisa son evidentes; el problema radica, básicamente, en que el mandatario no posee un buen asesoramiento y para poder realizar una correcta labor administrativa,  se requiere de un buen equipo de trabajo.
 
Un equipo no solo con excelente preparación, sino con la experiencia necesaria para afrontar con inteligencia el manejo de una ciudad como la nuestra. Es primordial estar rodeado por las personas apropiadas, cuyo interés solo sea el bienestar de Medellín, de tal forma que la gestión pública sea una realidad y no se quede sólo en el papel de un Plan de Gobierno.
 
Medellín a pesar de que se ha caracterizado por ser  una de las ciudades más organizadas y prósperas del país, requiere de un gobierno ejemplar, para no retroceder en los diversos procesos que hasta ahora la han ubicado como una de las mejores urbes de Colombia y referente en muchas otras latitudes, pero en este momento la ciudad está cayendo nuevamente en  situaciones que requieren de una atención inmediata, antes de que se conviertan en problemas más complicados, que difícilmente se puedan solucionar.
 
Quizá la problemática más grave que afronta la capital antioqueña es la inseguridad, pues estamos volviendo a la época de la Medellín peligrosa, en manos de la delincuencia, a merced del hampa, con abundancia de casas de vicio y reviviendo las historias cruentas de pandillas barriales, como a principios del este siglo.
 
Desde el mes de agosto que inicié mis labores como Senador de la República,  se citó al Señor Alcalde para demostrarle como las cifras de criminalidad aumentaban en forma sorprendente y que la administración no estaba asumiendo un compromiso  frente a esos hechos, ni tomando las  medidas necesarias para evitar que esta situación avanzara, pero contrario a afrontar el tema, Salazar Jaramillo solo manifestó que todo se trataba de un debate de carácter político y que se le estaba montando una persecución, echándonos encima a la ciudad como si fuéramos enemigos de ella, cuando por Medellín hemos trabajado sin cansancio buscándole mejores alternativas y asumiendo riesgos, a decir verdad.
 
Quienes me conocen, saben que he sido coherente y persistente en la lucha  contra la delincuencia, la cual pareciera hoy estar trabajando a sus anchas,  pues la administración municipal cada vez que se comete un crimen, de los muchos que muestran las  cifras actuales, manifiesta que nada tenía que ver con el retorno de la  inseguridad, sino que es un efecto por del reacomodamiento de las “bandas de la ciudad”, como si se tratara de darles pertenencia del entorno o dueños de ciertos sectores de nuestro territorio, cuando debemos es combatirlos y buscar las ayudas necesarias, bastante ofrecidas por el gobierno nacional.
 
Recordemos que el Presidente Álvaro Uribe Vélez, de manera directa, ha querido intervenir y resolver el caos delincuencial que vive la capital antioqueña, manifestando públicamente que lideraría el rescate de la institucionalidad de  Medellín, pues no permitiría que la ciudad dónde inició la política de seguridad democrática,  recuperando la Comuna 13, volviera a vivir los días de desasosiego y zozobra que padecimos en esos días.
 
Desafortunadamente, el Dr. Salazar no ha querido acompañar con determinación al Señor Presidente de la República en su propósito, pues su única gestión,  para la cual si tiene destreza, fue maquillar cifras y realidades de la ciudad para mostrarle al país lo que le conviene como mandatario, tarea que se viene haciendo cuando comenzó la era de “LA POLITICA DE LA DIGNIDAD Y LA TRASPARENCIA”, ya hace casi 6 años.
 
Por favor, no podemos seguir escondiendo la cabeza en la arena, cuando todo es un caos en la superficie, tenemos que enfrentar la problemática de la ciudad y hacerlo a tiempo, por lo que esperaríamos un Alcalde líder con actuaciones más contundentes y decisivas hacia evitar el caos.
 
Es una política que como muchos, respeto, pero no puedo compartir, pues  pareciera una política fundamentada en intereses particulares de sus líderes, sin importar que el precio sea la muerte de nuestros conciudadanos,  con la incapacidad de poner en cintura a los delincuentes comunes en lo que mal denomina “reacomodamiento de bandas”.
 
Si el alcalde sabe que en la ciudad se mueven más de 140 plazas de vicio y que esta es la principal causa de la inseguridad y  las muertes en la ciudad, por qué no obliga a las autoridades a cumplir con su deber de proteger a la ciudadanía,  que persigan a delincuentes hasta que logren desaparecer estos sitios, de lo contrario esa omisión lo hace cómplice de esta delincuencia.
 
Alcalde: si usted quiere y su soberbia se lo permite, lidere con todos los ciudadanos la recuperación de la ciudad, pues somos muchos los dispuestos a colaborar. Evite el maquillaje de realidades inocultables y empiece a buscar el apoyo de todos, pues Medellín lo necesita y la gente que lo eligió reclama que es la hora de responder con hechos a la confianza depositada en usted con cada voto, para que no los defraude y verá que, así, ganamos todos.
 
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