Harrinson Cuero

«Ante el drama que sufre la población vale la pena recordar que desde Sofonias Yacup a Luis Ángel Ledezma, van más de 100 años de la misma historia; marginalidad social y explotación territorial en la Costa Pacífica colombiana.”

En 1934 el escritor y político Guapireño Sofonías Yacup publicaba el “Litoral Recóndito” una obra que surge como denuncia pública ante la sociedad y el Estado Colombiano por la marginación a la que eran sometidas las poblaciones del Litoral Pacífico. De hecho, el nombre del libro, “Recóndito” – libro que debería ser lectura obligatoria en los colegios de la región-, se registra como la primera denuncia de esta exclusión con impacto nacional.

Sofonías, quien nació a finales del siglo XIX, cuando aún se podía palpar las señales del sistema esclavista, debió conocer, por relatos de sus allegados y por experiencia propia el triste y vitalicio lugar que la sociedad colombiana le había asignado a la región y a su gente; lugar que conducía de la tragedia de la esclavitud al olvido y de este, al racismo exacerbado de la clase blanca/mestiza andina dominante.

Las exigencias que expone en su libro “El Litoral Recóndito” deben esperan medio siglo   para ser plasmadas en el primer plan de alcance regional diseñado por el Estado y conocido como Plaidecop (1984); estas mismas exigencias aparecerán sin éxito alguno en los posteriores 36 años, mientras fruto de las bondades de la región se enriquecen unas pocas familias herederas del colonialismo, la violencia, el narcotráfico o de todas las anteriores.

Días antes de morir Sofonías señalaba la responsabilidad de los partidos tradicionales quienes alternaban y se repartían desde entonces el poder según conveniencia, conveniencia que determinó el destino que Yacup y su región perseguían, el olvido inexplicable.

A 85 años del “El Litoral Recóndito”, otro hijo de esta región grita la desgracia que se perpetua en la gente del pacífico sin tener aún la suerte de ser escuchado.

Luis Ángel Ledezma, un probado orador que antes que la política, tomada por Sofonías, escogió la enseñanza y las letras, lleva muchos años auto-retratando la vida de la gente del litoral; en la textura de sus letras y en la claridad del mensaje hay un urgente llamado a la auto-reflexión del hombre y la mujer del litoral; esa auto-reflexión que lleve al despertar la conciencia de pueblos del pacíficos. Ejercicio clave en la actualidad.

Luis Ángel Ledezma o el «profe Lucho», como le sabemos decir, ha dado voz a “Doña Vicenta”, representación de esas mujeres propias del pacífico que saben de diplomacia, pero también del momento justo para decir las cosas como son, directo, a la cara, con vehemencia y sin sonrojarse.

En otro de sus obras, “los compadres”, Ledezma retrata la difícil situación del hombre y la mujer del pacífico, obligados a vagar en condiciones de servidumbre por el interior del país en busca de las oportunidades que el Estado ofrece pero que les son negadas a la región.

Es muy pertinente en la actualidad releer a Yacup y al «profe Lucho»; justo cuando los habitantes del litoral son sometidos por grupos guerrilleros, bandas al servicio del narcotráfico, nuevas versiones del paramilitarismo, entre otras, bajo la inacción cómplice de un Estado estructuralmente racista y secuestrado por la corrupción y la ineptitud. 

Las comunidades del Pacífico deben tomar el control de los políticos y de las políticas tal y como señalaba Malcón X en 1964 a las comunidades negras en Estados Unidos; los mismos y/o disfrazados partidos políticos siguen enviando legiones de hombre y mujeres afros para que con su voto las comunidades locales mantengas las condiciones de desigualdad reinantes. De poco a servido la advertencia del “profe Lucho” cuando en palabras de “Doña Vicenta” invita a romper las cadenas de la nueva esclavitud, la falsa democracia; 

…¿Oiga y vea ron político Y a mi quien me representa, por esta vieja Vicenta quién habla allá en Popayán? Yo no voy a vota ma´, ya me tiene es aburrida. Jichando y jichando mentira siempre en tiempos de elección y ni siquiera un calzón pa´ una tapa su verija.

Don político se olvida cuando va pa´ Popayán, Cali, Pasto o Bogotá, que cuando viene pa´cá lo abombamos a gallina, acá se coba a Justina, se cuesta con Asunción, barajo no mi dotoy y a las mujeres que preña, ni siquiera el pite leña pa´ echale a su fogón.

…..Cuarenta años tengo yo de tale rando mi voto y no conozco mi doctoy que ha hecho uste por la región, viene en tiempos de eleción a pasala como un rey come y bebe como un buey mientras el pueblo se muere y todavía sigiere que votemos por vuste….

Vuste no nos representa, vuste solo es un partido, vuste y unos cuatro amigos nos ponen un candidato, que votemos por Cutato, Por Chichi o por Sebastián y así yo no juego más mi dotoy ya estoy cansada, po vuste Ni UN VOTO MÁS!”

Pasado, presente y futuro político de la región

Las poblaciones del pacífico que dijeron Sí al acuerdo de Paz y No al Uribismo y a la guerra en las pasadas elecciones presidenciales, están pagando el precio de enfrentarse al poder detrás del Estado colombiano. Su despertar en conciencia política rechazando a las antiguos partidos y barones electorales podría explicar la actitud con la que el Gobierno Uribe – Duque se desentiende de los temas sanitarios del covid-19 y de las violaciones de derechos que los grupos armados ilegales están cometiendo en la región.

La victoria del movimiento del paro cívico en Buenaventura en cabeza de Víctor Vidal, y de la derrota recibida por las antiguas casas electorales en Guapi con Marino Grueso dan cuenta de las dinámicas que surgen desde el pacífico sur en donde las poblaciones se apartaron de los antiguos varones electorales rompiendo así las cadenas de la carimba mental.

Pero la tarea no será fácil para los nuevos gobernantes disidentes del status quo, tanto en Guapi como en Buenaventura se sentirá con fuerza la reacción de los amos del poder; en Guapi, donde el Uribismo cuenta con una fuerte estrategia de retoma del poder, pero especialmente en Buenaventura por la importancia política y económica de esta ciudad. 

Es clave que los habitantes de Guapi y Buenaventura recuerden que el poder político y administrativo está compartido entre el alcalde y el concejo, y que para ambos casos (Buenaventura y Guapi) este último sigue en manos de los poderes de siempre. Aunque usualmente estos órganos colegiados (El concejo) es un convidado de piedra ante una alcalde afín al poder establecido, se puede convertir en un dolor de cabeza si así lo desean los factores reales de poder, quienes además controlan los organismos de control a la gestión pública (Contraloría, Procuraduría, Juzgados incluso la raquítica Defensoría del Pueblo).

Ya se verán próximamente confundidos, los habitantes de estas localidades, cuando empiece la puja entre el concejo y el alcalde, y cuando las demandas y trabas jurídicas se conviertan en el principal dolor de cabeza tanto de Víctor como de Marino.

Ante lo que se viene, “El pueblo no se rinde carajo”, deberá ser la consigna regional pues esta lucha aquí no termina, diría “Don Temis” en Buenaventura. ¿Dejarán las nuevas generaciones de hombre y mujeres del litoral recóndito retroceder y permitir que la historia se siga repitiendo? ¿Van los ciudadanos despiertos del pacífico a permitir que el futuro de los renacientes siga en la oscuridad, la sequía y en los sueños rotos por falta de oportunidades educativas? 

Termino este escrito con las palabras de Luis Ángel Ledezma “Señores y ¿cuándo aquí saldrá otra vieja Vicenta?»

Tomado del siguiente enlace: https://lasillavacia.com/silla-llena/red-pacifico/litoral-recondito-100-anos-despues-76211