Harrinson Cuero

“La barbarie a la que es sometida la sociedad colombiana podría explicarse en su débil o inexistente identidad colectiva, y las comunidades negras, indígenas y campesinas rurales son la última esperanza”

De la identidad colectiva

En el libro “Conversaciones con Cheikh Anta Diop” su discípulo Khadim Ndiaye nos presenta un armónico y profundo análisis de los planteamiento de este pensador africano. El escrito se centra en escudriñar los alcances de lo que Diop denominó como “Personalidad Cultural o identidad colectiva” de los pueblos. Siguiendo a Khadim, su maestro quiso delimitar con este concepto la característica propia de un pueblo, que como “potencia vital”, le permite hacer frente a los momentos de crisis y enfrentar los ataques externos que pudieran surgir. 

En esta deriva y de acuerdo al autor, la personalidad cultural se puede fortalecer dirigiendo al pueblo hacia la civilización o, debilitar y arrojarlo a la barbarie. La sociedad colombiana debería mirarse en el marco planteado por Anta Diop y las comunidades negras afrocolombianas están obligadas a hacerlo.

Elementos de la identidad cultural y su expresión en Colombia

En Civilización y Barbarie (1981) el maestro senegalés Cheikh Anta Diop señalaba que un pueblo podría llevarse de la civilización a la barbarie si sufría pérdida o debilitamiento de su identidad colectiva. Identifica Diop que la identidad o personalidad  cultural se compone de tres elementos interrelacionados; El factor histórico, señalado como el arma cultural más eficaz de la que puede valerse un pueblo; el factor lingüístico, que en conjunto con el histórico constituyen el núcleo duro de la personalidad colectiva en tanto determinan en el pueblo el sentimiento de unidad; y finalmente el factor psicológico, según Diop en palabras de Khadim Ndiaye, el más difícil de entender pues versa sobre “aquello que generalmente llamamos temperamento nacional y que dejan ver la literatura y la poesía, que….expresan las virtudes de un pueblo”.

Finalmente sentencia Cheikh Anta Diop que la personalidad un pueblo, como potencia vital de este “puede tender hacia la civilización, es decir, la personalidad cultural realizada, o por el contrario caer en la barbarie, la regresión cultural embrutecedora.”

Si realizáramos un análisis de la sociedad colombiana en general y de las comunidades étnicas del pacífico en particular podríamos ver claramente reflejado lo planteado por Diop y su discípulo Ndiaye.

La invasión española y la posterior dominio de las élites coloniales y postcoloniales en el actual territorio colombiano significó el deterioro de la personalidad cultural de los pueblos indígenas y africanos violentamente sometidos durante cerca de cuatro siglos. En este proceso los africanos perdieron casi totalmente los elementos de su personalidad cultural, al igual que la mayoría de los pueblos indígenas; el que solamente 2 pueblos afrocolombianos conservan su propia lengua (Raizales y los palenqueros) y alrededor de 66 pueblos indígenas  y el pueblo Room hayan sobrevivido da cuenta de ello.

Quizás la fuerte personalidad colectiva de los diferentes pueblos africanos que surcaron forzosamente el atlántico ha permitido mantener viva parte de la psicología de los pueblos negros pese al debilitamiento de los otros dos elementos de estas.

El factor histórico es sin lugar a dudas el más golpeado de los elementos estructurante de la personalidad cultural colombiana. Para el caso del pacífico, a diferencia de los pueblos indígenas, las comunidades negras llevan más de dos décadas, y con las uñas, intentando recuperar la memoria colectiva, su historia, con muy pocos resultados. Algunos pobladores negros hablan de la esclavitud y de las gestas de los hombres y mujeres negras por la libertad, pero esto no termina de echar raíces en el imaginario colectivo; Sin memoria colectiva las comunidades enfrentan una y otra vez a la tragedia del racismo y la violencia de los grupos de poder establecidos, ante el silencio, la acción u omisión cómplice del Estado y la sociedad en su conjunta. 

Ante una personalidad cultural debilitada por la trata, el sistema esclavista colonial y el sistema racista republicano, este último de poco más de dos siglos, sería impensable que estos pueblos pudieran con éxito enfrentarse a las violentas presiones del sistema capitalista neoliberal. De ahí que fueran posibles los descuartizamientos desde el chocó hasta Tumaco, con su particular barbarie en las casas de pique de Buenaventura; los asesinatos selectivos de líderes, previos a la lluvia de amenazas son fácilmente entendibles en este contexto; los falsos positivos y el indeterminado número de desaparecidos solo son posible si sus perpetradores carecen de personalidad colectiva que les deshumanice al punto cometer tales actos de barbarie.

Lo propio se puede apreciar en el resto del país, el quinto o cuarto en desigualdad, el de los falsos positivos, el de las chuzadas ilegales instituidas como política de Estado, el país de los Pablo Escobar, los Popeyes; el mismo país en donde hay buenos muertos y masa legales por parte de la autoridad, los odebrecht, los Panama papers y en donde incluso, los mas adinerados se apropian de las ayuda humanitaria a las personas más vulnerables en plena pandemia del covid-19. 

El futuro esta perdido sin identidad cultural

Se suele decir que los jóvenes son el futuro de la sociedad, pero para nadie es un secreto que los grupos armados en confrontación (Legal, insurgente, paramilitar y de bandas narcotraficantes, etc)  están compuestos por jóvenes de las familias humildes. Estos jóvenes son quienes integran los escuadrones de la muerte de la fuerzas militares obligados por sus superiores a asesinar inocentes para luego presentarlos como bajas en combates. Son estos mismos jóvenes los que integran las guerrillas que en muchas regiones extorsionan, asesinan y someten violentamente a la población que resiste a su injerencia.

Finalmente, dado que los hijos de las élites regionales se encuentran viviendo en Europa o Estados unidos convencidos que esas son sus identidades culturales,  son los jóvenes de las clases vulnerables los que hacen posible la existencia de los grupos paramilitares y las distintas bandas criminales que han sembrado el terror en gran parte de la geografía nacional en favor de las clases históricamente privilegiadas y de los nuevos ricos fruto de narcotráfico.

En conclusión, la mayoría de los colombianos sufrimos de una muy débil personalidad cultural que nos aleja cada vez más de la civilización y empieza a empujarnos aceleradamente hacia la barbarie. Un pronto despertar en conciencia colectiva es necesario y para ellos las comunidades indígenas, negras y campesinas rurales son el referente que nos queda. No les dejemos desaparecer en manos de los bárbaros en el poder.

Tomado del siguiente enlace: https://lasillavacia.com/silla-llena/red-pacifico/colombia-camino-hacia-la-civilizacion-o-la-barbarie-76286