Desde el Proceso de Comunidades Negras en Colombia -PCN, rechazamos los cobardes asesinatos de José Bernardo da Silva conocido cómo Orlando y Rodrigo Celestino ocurrido en el Campamento Don José María Pires, en el municipio de Alhandra en Paraíba. Área de la Hacienda Garapu, perteneciente al Grupo Santa Tereza, ocupada por las familias en julio de 2017. 

Este lamentable hecho ocurrió el pasado 8 de diciembre, cuatro hombres encapuchados ingresaron fuertemente armados al campamento Don José María Pires, asesinando a los dos  militantes del Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra -MST, quienes se encontraban cenando. 

Como Proceso de Comunidades Negras –PCN, repudiamos la eliminación de la militancia del Movimiento de Trabajadoras y Trabajadores Rurales sin Tierra -MST, estas muertes nos dan a entender que efectivamente las amenazas de la campaña del actual presidente electo con Brasil contra el movimiento popular eran ciertas.

Instamos a las organizaciones a implementar redes de apoyo, cooperar con la formulación e implementación de planes de protección y autoprotección y sobre todo, fortalecer aún más nuestros lazos comunitarios e internacionalistas.

Rechazamos el ejercicio de la violencia del régimen que sin duda se recrudecerá a partir del 1 de  enero del año entrante, y que, como viene ocurriendo en Colombia, se sirve de mercenarios que coluden con las fuerza militares para silenciar las vidas de las y los líderes sociales que con sus manos y sus vidas cotidianamente hacen justicia social y son la materialización de la democracia.

Rechazamos el ascenso de las practicas fascistas en Brasil, solicitamos al movimiento social latinoamericano, del continente y del mundo a que pongan sus ojos en Brasil, alertamos a los organismos internacionales que hacen defensa y promoción de los derechos humanos, a la corte interamericana de derechos humanos, a la corte penal internacional, y al sistema de naciones unidas porque estamos a tiempo de prevenir que en Brasil ocurra el genocidio del líderes sociales, que ya viene ocurriendo en Colombia.

Convocamos al campo organizado a persistir en la tarea de hacer territorios de esperanza y alegría, vida y libertad. De no dejarnos paralizar y resistir para que toda la tierra sea cuidada y esté en manos de quienes la respetamos. 

Desde Colombia, imperada por una casta política racista, sexista y excluyente, tocaremos los bombos y los cununos y bajo el bogar de los potrillos y las canoas, bajo el correr de nuestros ríos y nuestras quebradas, desde el alzar de nuestro machete y el pacora para limpiar la maleza de los caminos, acompañaremos los caminos de las luchadoras y los luchadores que no mueren, se hacen semilla.  

Nuestro abrazo y mensaje de lucha y resistencia al MST, su acción práctica y dirigente es un referente para nosotras y nosotros.