San José, Costa Rica. Febrero de 2010. El IIDH cumple treinta años de fundación el 30 de julio próximo y hoy, con el mensaje del fundador y Presidente Honorario, Juez Thomas Buergenthal, damos inicio a esta etapa conmemorativa. En nombre de la Presidenta del IIDH, Sra. Sonia Picado Sotela, y en el mío propio, agradezco sinceramente al Prof. Buergenthal sus ideas y felicitaciones a la familia del IIDH por estos últimos treinta años.
Roberto Cuéllar M.
Director Ejecutivo


Cuando se fundó el IIDH hace treinta años, muchos de los Estados miembros de la Organización de los Estados Americanos se encontraban bajo el yugo de regímenes opresores que se mantenían en el poder por medio de violaciones masivas de los derechos humanos. Esta realidad nos convenció al doctor Rodolfo Piza, de Costa Rica; al doctor Carlos Roberto Reina, de Honduras; y al suscrito – tres jueces de la recién establecida Corte Interamericana de Derechos Humanos – de que, en lo sucesivo, podría darse por sentado que la OEA y sus Estados miembros darían muy poco apoyo al sistema interamericano de derechos humanos y a la protección de los derechos humanos para cuya promoción este fue creado. Dada esa realidad, nos resultó claro que tanto la Convención Americana sobre Derechos Humanos (que recién entraba en vigor) como las instituciones creadas en virtud de su mandato, no tendrían ningún efecto – o, como mucho, un efecto muy limitado – sobre la situación de los derechos humanos en el hemisferio. Es así que había que encontrar la forma de concienciar a la población del continente acerca de sus derechos garantizados internacionalmente y, al mismo tiempo, difundir las obligaciones internacionales que los gobiernos habían asumido para asegurar su goce.

A partir de esas reflexiones, decidimos proponer el establecimiento de una institución académica interamericana, independiente y apolítica, encargada de promover la protección de los derechos humanos en la región mediante la educación y la investigación, y la organización de seminarios y conferencias. Nuestra propuesta, que obtuvo el apoyo de muchos destacados defensores de derechos humanos, además de algunas fundaciones y agencias de cooperación, resultó en la creación del IIDH en 1980, gracias a un acuerdo entre la Corte Interamericana de Derechos Humanos y el Gobierno de Costa Rica. El estatus legal internacional que este acuerdo confirió al Instituto, aseguró que su independencia y legitimidad no fueran menoscabadas por la interferencia de los gobiernos.

En aquel entonces, nuestras expectativas eran modestas respecto de lo que se podría lograr en el campo de los derechos humanos y nuestro enfoque se limitó a los derechos civiles y políticos. Hoy sabemos que habíamos asumido erróneamente que una vez que estos fueran protegidos, lo relativo a los derechos restantes se resolvería fácilmente. Eran, claro está, castillos en el aire.

Dado que durante toda su existencia el IIDH ha podido identificar y hacer frente a las cambiantes necesidades hemisféricas en materia de derechos humanos, ha seguido desempeñando un papel fundamental en este campo. En todo momento el Instituto ha preservado su independencia, su carácter apolítico y su integridad académica e institucional, condiciones indispensables para el logro de las metas que se propuso durante los últimos treinta años.

Los logros del IIDH y su reputación internacional se deben a la labor de tantas personas que durante todos estos años formularon su plan de acción y trabajaron para ponerlo en práctica. Aunque por razones de espacio no me es posible identificar a todas, son tres las personas que merecen nuestro especial aprecio al haber ayudado a transformar al IIDH en el centro de derechos humanos más importante del mundo, como ha llegado a ser. Se trata de Sonia Picado, nuestra Presidenta, que con anterioridad ocupó también el cargo de Directora Ejecutiva del Instituto; de Pedro Nikken, que me sucedió como Presidente y sigue desempeñándose como Consejero Permanente; y de Roberto Cuéllar, el Director Ejecutivo con más años de servicio del IIDH. Ellos y gran número de sus colegas tuvieron la imaginación y el compromiso necesarios para hacer realidad los sueños que los mismos fundadores nunca nos atrevimos a soñar.

Mis felicitaciones a todos los miembros de la familia del IIDH por estos últimos treinta años. Les deseo todo éxito en el futuro.

Prof. Thomas Buergenthal

Presidente Honorario