Comunicado del grupo estudiantil CONTRACORRIENTE sobre el asesinato de MARTÍN (Batalla) – Enero de 2008
“(…) entendemos la muerte como el precio que se paga en Colombia por pensar distinto”

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Una vez más el Terrorismo de Estado se ensaña en contra del pueblo y sus lideres sociales. La violación masiva y sistemática a los Derechos Humanos y la ejecución de crímenes de lesa humanidad por parte del Estado Colombiano y de sus estructuras paramilitares no cesan.
Hace pocos días, el lunes 14 de enero de 2008, fue asesinado en el Barrio Castilla, Comuna 5 de Medellín, nuestro compañero, amigo y hermano Martín Hernández Gaviria. Martín era un líder social de vieja data, desde su juventud se había destacado en procesos organizativos a nivel barrial y estudiantil. Recientemente había terminado sus estudios universitarios de Ciencia Política en la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín. Titulo que se sumaba a su larga experiencia como profesor en un Instituto Técnico de la Ciudad.
Y es que fue a los sectores populares, barriales y estudiantiles, a los que siempre dirigió sus esfuerzos y trabajo, guiado por su gran experiencia y amor al pueblo. En lo barrial siempre estuvo atento y comprometido en impulsar sus reivindicaciones y procesos organizativos. En lo estudiantil, siempre fue un líder destacado por su claridad, espíritu de trabajo, solidaridad, entrega y por su férrea disciplina. Entre los que llegamos a conocerle siempre fue un referente de estudio y de trabajo, un referente ético y ejemplo a seguir. Todos sabíamos de sus incontables historias, de su gran sentido del humor y de su gran experiencia, que reflejaban siempre, a fuerza de golpes, un muchacho hecho hombre, con un espíritu de entrega y compromiso siempre digno.
Su muerte hoy nos llena de gran tristeza, ella nos produce un inmenso dolor. Dolor y rabia, la verdad. Dolor por su muerte; rabia porque el suyo es un crimen político, no un simple hecho aislado. A Martín lo asesinaron paramilitares del barrio Castilla porque era un líder destacado, hermano y compañero solidario. Son ellos los autores materiales, los asesinos. Pero no nos cabe duda: su muerte fue ordenada por organismos del Estado. Por este Estado terrorista, corrupto y narco-paramilitar.
Y es que el paramilitarismo en Medellín, como en toda Colombia, está intacto. Es mentira que este monstruo se haya desmantelado, fue en cambio legalizado, simplemente se ha reinventado, pues, como parte de una estrategia de terrorismo de Estado no sólo busca reprimir y establecer el terror, sino que, y además, busca establecer un control paramilitar sobre la población y los territorios. Eso es lo que quieren, ese su proyecto, lo sabemos.
Ellos quieren atemorizarnos y que renunciemos a la causa de la justicia social. Se equivocan una vez más. Si algo nos enseña la muerte de nuestro dirigente, compañero, amigo, hermano, es que ese sueño no lo dejaremos morir, que su recuerdo y su memoria vivirá en cada uno de nosotros, que somos millones, y que su lucha es y será realidad. Sobre él hoy recae la gloria de los que mueren y viven en el pueblo, con su ejemplo, como una llama en nuestras conciencias: su sonrisa y ejemplo iluminaran nuestro camino. Esta es la forma de recordar a nuestro compañero Martín: reivindicándolo y con él a sus sueños por construir una Nueva Colombia justa y digna para todos y todas, y que pasa primeramente por continuar persistiendo en favor de esta vida y de la nueva, del establecimiento de una paz con justicia social donde la vida sea digna y los derechos humanos una realidad.
CONTRACORRIENTE
Grupo De Trabajo Estudiantil en Derechos Humanos
Medellín- Colombia