Por: Aiden salgado        
latrombosis@hotmail.com
     La realidad política, económica y social de Colombia esta en la actualidad enmarcada dentro de hechos vergonzosos, no dignos de una democracia. Es incomprensible para una persona que vive fuera del país que un gobierno como el de Álvaro Uribe Vélez, según las encuestas presentadas por el noticiero Caracol televisión (7pm) 04-04-2009  mantenga una popularidad de alrededor de  70%.  

 Mientras, los medios de comunicación alternativos,  las organizaciones sociales y la ONGs nos presentan un país donde cada día existe menos ejercicio democrático, donde son frecuentes hechos como el publicado por la revista semana del 21 de febrero del 2009, que informa sobre la interceptaciones de llamadas por parte del Departamento Administrativo de Seguridad DAS a: personajes de la  oposición (especialmente a los senadores Piedad Córdoba y Gustavo Petro),  Periodistas, miembros de la Corte Suprema, Organizaciones de Derechos Humanos, Organizaciones Sociales, Noticieros. Surgen preguntas como: A cuántas personas más se les esta “chuzando” el teléfono? Hasta cuando? Desde cuándo? Quien autoriza?  Para que? 
     Es solo en este país donde ocurren hechos como esté y al gobierno  ni le preocupa y no pasa nada- nada de nada,  ni en el informe de Derechos Humanos del pentágono aparece negativamente como violador de Derechos Humanos. Pero recordemos que no es la nación de Alicia en el País de  las Maravillas, sino la tierra de macondo la nación de García Márquez. Lo más grave aquí es que esto ocurre en  lo que la burguesía oligárquica representada en los partidos políticos Liberales y Conservadores (que han gobernado el país desde su independencia) llaman unas de las democracias más antiguas,  estables y firmes de Latinoamérica y el Caribe.   
     Ante el panorama presentado en los párrafos de arriba es necesario que los sectores democráticos aúnen esfuerzos en la construcción de un país verdaderamente democrático. El Polo Democrático Alternativo como fuerza de izquierda de todo los matices que se pueden imaginar desde la lay hasta la radical, incluyendo la socialdemocracia tienen un gran reto. Hoy se realizó su II congreso, del cual esperamos sus resultados se pongan a la orden  de lo que espera  la gente inconforme de este país que esta alrededor  del 60 % y que se refleja en la abstención al voto por falta de propuestas que de verdad resuelva los problemas estructurales del país. En dicho porcentaje se encuentran aquellos ciudadanos que padecen de pobreza extrema (45,1 %1*1), desempleados (14%)2, las familias que perdieron su casa por el sistema UPAC. También, los campesinos que reclaman tierra para trabajar, los pueblos indígenas, más del 10% de población desplazada por el conflicto armado colombiano3,  y más del 50 % de afrocolombianos que se encuentran con las necesidades básicas insatisfechas (no solo por la realidad presente, sino también por la discriminación estructural de la que continúan siendo objeto).
     De igual manera, se espera que la dirección nacional sea capaz de interpretar la realidad del país, que responda al interés de todo y todas,  que no sea racista,  incluyente, donde los afros  no sean convidados de piedra, donde sus hechos se les de la importancia que amerita que no suceda lo ocurrido en la pasada elecciones donde departamentos de gran población afro como el Choco, no se les dio apoyo a sus candidatos  en recurso y publicidad de  la misma manera que en el resto del país, que no vuelva a invisibilizar y minimizar hechos como el paro cívico departamental,  adelantado en el Choco el 20 de Febrero. 
     Así mismo para ello nosotros los afros y sus diferente sectores organizados deben ponerse serio a la altura de las circunstancias, y esto significa entre otras cosas: sacarse de la cabeza  la imagen que mucho quieren presentar de un gran y fuerte movimiento social afro, que para mí no existe, ya que no cuentan con un programa en común, unas reivindicaciones en común, con unas tareas y objetivos común; lo que tenemos son una cantidad de derecha, lo que popularmente llamamos afroderecha, una cantidad de oportunistas, de neoliberales de politiqueros, lo cual tienen derecho de serlos, para citar el caso de una llamada red de estudiantes afrocolombianos que fue un intento de organización, el cual no se cristalizo por mezquinos y turbios intereses de alguno de algunas personas al interior.  Que se quiten la máscara y pongan en escena sus verdaderos intereses que no son los de el pueblo,  pero por otros lado existen muchos que  estamos jugados y como otros yo en la izquierda  radical.
         Dentro de este matiz de organizaciones afro e individuos que podemos llamar de expresiones organizativas, están los estudiantes, los profesores, los campesinos, las ONGs, etcétera,  de los cuales  muchos están en el PDA.   Ellos deben jugar un papel protagónico junto con los sectores más progresista  los que se conoce como el ala radical, allí se deben ganar un espacio, no con discurso de victima sino con un fuerte trabajo e igual coherencia política.  Por otro lado los que estamos afuera del PDA tenemos o tienen la necesidad de profundizar en la elaboración de un programa mínimo para lo afro y el país, y esto se consigue trabajando con los sectores más desposeído, con los campesinos, con los desplazados, en los barios, en el campo, en las comunidades, de una forma honestad y comprometida con un nuevo proyecto de sociedad. este programa mínimo debe estar en sinergia con todas las organizaciones y personas  que están en contra de este gobierno y las políticas mezquina del modelo que representa, debemos estar inserto en la batallas del pueblo y en cada uno de ellos acumular  en lo organizativo y formativo, no podemos quedarnos en la reivindicaciones estomacales y coyunturales que para el día pueden ser vista con buenos ojos, debemos avanzar más allá y no perder de vista quien es el enemigo de ayer, de hoy y quizás del futuro: el  capitalismo, tampoco perder de vista los objetivos que deben ser el de la construcción de una mejor sociedad sin explotación, sin autoritarismo, sin discriminación, sin colonialismo; una sociedad que le brinde a la gran mayoría de seres humano un mundo mejor otro mundo posible. 
 
Desde  el palenque un cimarrón todavía.